Mondragón, qué alegría haber estado con vosotros presentando este documental

07.10.2021

Mondragón es uno de los principales centros industriales, tanto de Guipúzcoa como del País Vasco. Es el epicentro del movimiento cooperativista vasco, un modelo empresarial de corte humanista, que cristalizó en la segunda mitad del siglo XX con la creación de numerosas empresas cooperativas. El lema de José María Arizmendiarrieta, promotor de la Mondragón Corporación Cooperativa fue el de que "un presente, por espléndido que fuere lleva impresa la huella de su caducidad en la medida que se desliga del futuro".

En ese pueblo nació Arturo Goicoechea, el neurólogo Jefe de Servicio del Hospital de Santiago hasta 2011, que durante años estuvo hilando un marco teórico para llevar a la clínica el cambio de paradigma entorno al dolor crónico que surgió en las investigaciones de los noventas. Un neurólogo, que con los años, acabó inspirando a varios médicos de familia, empezando por Iñaki Aguirrezabal, uno de los investigadores de su marco teórico junto con Maria Jesús Barrenengoa. 

Los fisioterapeutas siempre estarán agradecidos a Arturo Goicoechea por haber podido acercarse a la neurobiología en castellano, en vez de en inglés, lengua en la que estaban escritas la mayoría de los estudios de fisioterapeutas entorno al dolor crónico. Arturo es uno de los mejores profesores que tenemos en el ámbito nacional. 

Tanto médicos como fisioterapeutas, se han estado dando cabezazos con el dolor crónico y Arturo ha puesto, sin duda, mucha luz en ambos colectivos. Con este bagage profesional, se acercaba a su pueblo natal, a presentar este documental  junto a su hija Maite Goicoechea. Aunque es probable que en Mondragón le recuerden más por su afición a la música, cerca de un centenar de personas expectantes y con gran curiosidad se acercaron a ver el documental. Ilusionante, cercano, motivador... son los adjetivos con los que describiríamos este estreno. Más silencioso que los de Vitoria y Bilbao... Eskerrik asko Arrasate!! 

Al final, se acercó gente joven que quería que le firmaran el libro. Se acercaron expacientes y exalumnos, los verdaderos motores de todo esto, animándonos a seguir divulgando, conocedores, tal vez, de la caducidad de la forma actual de tratar el dolor crónico, porque se desliga de lo que debería ser el futuro. 

¡¡Muchas gracias a todos/as por hacernos este día tan especial!!

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